domingo, 9 de abril de 2017


Vivir con una cabeza llena de sueños y no saber ponerla en orden. Nunca saber a qué hacerle caso y acabar tropezando contigo mismo. No saber cuando hacerle caso al corazón y cuando al cerebro, cuando dejarte llevar por los impulsos y cuando meditar cada unas de las palabras. Quizá seamos aún jóvenes. Jóvenes para tropezar. Jóvenes para aprender. No te enseñan a tomar ciertas decisiones y, aprender a hacerlo, no es tarea fácil. Dejemos que el tiempo haga lo que tenga que hacer y nosotros, hagamos lo que sea porque sean nuestros sueños.

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