lunes, 28 de noviembre de 2016

Amor mío, mi amor.




Amor mío, mi amor, amor hallado 
de pronto en la ostra de la muerte. 
Quiero comer contigo, estar, amar contigo, 
quiero tocarte, verte. 

Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo 
los hilos de mi sangre acostumbrada, 
lo dice este dolor y mis zapatos 
y mi boca y mi almohada. 

Te quiero, amor, amor absurdamente, 
tontamente, perdido, iluminado, 
soñando rosas e inventando estrellas 
y diciéndote adiós yendo a tu lado. 

Te quiero desde el poste de la esquina, 
desde la alfombra de ese cuarto a solas, 
en las sábanas tibias de tu cuerpo 
donde se duerme un agua de amapolas. 

Cabellera del aire desvelado, 
río de noche, platanar oscuro, 
colmena ciega, amor desenterrado, 

voy a seguir tus pasos hacia arriba, 
de tus pies a tu muslo y tu costado. 

JAIME SABINES: "AMOR MÍO, MI AMOR"







viernes, 25 de noviembre de 2016

No la pierdas


Por favor, no la pierdas. 

No pierdas esa magia que te permite sorprender sin trucos. Mantén esa curiosidad que te lleva a tocar con la yema de tus dedos esas sensaciones que consiguen conectarte con la esencia de la vida. Esos momentos en los que te dices, apenas sin esperarlos, sin perseguirlos y casi sin darte cuenta… 

“Coño, qué guay es la vida”. 

No pierdas ese brillo en los ojos que viene de la mano de cada sonrisa sincera, de cada caricia sin miedos, de cada “te quiero” sin penas. De cada persona que se cruza en tu vida con intención de entregarse a ti al 200% porque sabe que no mereces menos de lo que das. 

No pierdas esas ganas de ser tú con cada otro que conozcas, que la diversidad pueda complementarse y que consigas momentos cómplices con quien poco tienes que ver pero aún mucho que compartir o con quien compartes menos de lo que te gustaría poder ver. 

Sé sincero.
Sé corazón pero nunca coraza. 
Nunca con quien tenga más sueños que vida para compartirla contigo. 

Y quiere. No solo a esas personas, sino a esos momentos. Porque será en ellos donde encuentres aquella parte de ti que echabas de menos. Aquella capaz de improvisar tanto como tus labios cuando esbozas una sonrisa antes de convertirla en carcajada. 

Sé vida en cada mirada que cruces y, que en ella, quien te importe pueda escuchar tus silencios. Porque en ellos será donde digas lo que callas y donde, por empatía y curiosidad, otro trate de descifrar la ecuación donde la X siempre eres tú. 

Porque solo para quien realmente supongas un problema, te dejará de resolver. 

El resto, buscará en ti la solución.    

martes, 15 de noviembre de 2016

HERE AND NOW

Por eso hoy, si renuncias a ser perfecto, ven a equivocarte conmigo. Cuando quieras. Por eso hoy, si renuncias a ser perfecto, ven a equivocarte conmigo. Cuando quieras. Cuando decidas que lo mejor que podría habernos pasado es habernos hecho daño por habernos conocido. Cuando no te importen los rasguños ni las heridas. Porque mientras haya tiritas que puedan pegarse a base de besos, y cicatrices que puedan coserse a base de abrazos, el "resto", puede que termine convirtiéndose en un "todo".

Que con tantos "para siempres" vamos encargándole al futuro todo aquello que no somos capaces de construir hoy. Que es mejor querer a corto plazo, bajo intervalos reales de tiempo, que desquerer después, con el amargo sinsabor de aquellas decepciones que son las que más duelen: 

Las que tenemos con nosotros mismos.

Por eso voy a quererte como se quieren las cosas que realmente se disfrutan: aquí y ahora. Con condiciones. Con las que impliquen que quererte a ti nunca signifique quererte más de lo que debería quererme yo. La única persona para la que un "para siempre" nunca debería ser condición, sino obligación.

Y de esta manera, poquito a poquito, tu nombre será el destino de mi próximo viaje. Embarcaré en tus abrazos a tus primeros latidos para subirme a tus pestañas después. A continuación me sentaré justo en tu mitad porque, aunque no necesito una salida de emergencia, quiero notar cómo se vuela el mundo sobre tus alas

Porque quién necesita aviones teniéndote a ti.

Y es que tantos años investigando y yo tan pocos para descubrir que el universo puede leerse en braile bajo cada uno de los lunares de tu espalda. Para qué querré pisar la luna si, sin esfuerzo, consigo sentirme en ella cada vez que tus comisuras se deshacen de su timidezCada vez que además de en destino, me conviertes en el motivo de cualquiera de tus sonrisas.

Por eso ven. 

Tenemos razones suficientes por las que equivocarnos. No me guíes, acompáñame. Porque quiero una mano que me levante cuando tropiece e, incluso, que esté dispuesta a tropezar conmigo. Que yo nunca he tenido paciencia para leerme las instrucciones. Que yo siempre he sido más de corazón, intuición y ensayo-error.

Ensaya conmigo. 


Y cuando confort se convierta en conformismo, avísame. 
Porque si algún día nos convertimos en error y dejamos de vibrar, al menos, no podremos recriminarnos el no habernos intentado. Cuando no te importen los rasguños ni las heridas. Porque mientras haya tiritas que puedan pegarse a base de besos, y cicatrices que puedan coserse a base de abrazos, el "resto", puede que termine convirtiéndose en un "todo".

Que con tantos "para siempres" vamos encargándole al futuro todo aquello que no somos capaces de construir hoy. Que es mejor querer a corto plazo, bajo intervalos reales de tiempo, que desquerer después, con el amargo sinsabor de aquellas decepciones que son las que más duelen: 

Las que tenemos con nosotros mismos.

Por eso voy a quererte como se quieren las cosas que realmente se disfrutan: aquí y ahora. Con condiciones. Con las que impliquen que quererte a ti nunca signifique quererte más de lo que debería quererme yo. La única persona para la que un "para siempre" nunca debería ser condición, sino obligación.

Y de esta manera, poquito a poquito, tu nombre será el destino de mi próximo viaje. Embarcaré en tus abrazos a tus primeros latidos para subirme a tus pestañas después. A continuación me sentaré justo en tu mitad porque, aunque no necesito una salida de emergencia, quiero notar cómo se vuela el mundo sobre tus alas

Porque quién necesita aviones teniéndote a ti.

Y es que tantos años investigando y yo tan pocos para descubrir que el universo puede leerse en braile bajo cada uno de los lunares de tu espalda. Para qué querré pisar la luna si, sin esfuerzo, consigo sentirme en ella cada vez que tus comisuras se deshacen de su timidez. Cada vez que además de en destino, me conviertes en el motivo de cualquiera de tus sonrisas.

Por eso ven. 

Tenemos razones suficientes por las que equivocarnos. No me guíes, acompáñame. Porque quiero una mano que me levante cuando tropiece e, incluso, que esté dispuesta a tropezar conmigo. Que yo nunca he tenido paciencia para leerme las instrucciones. Que yo siempre he sido más de corazón, intuición y ensayo-error.

Ensaya conmigo. 

Y cuando confort se convierta en conformismo, avísame.Porque si algún día nos convertimos en error y dejamos de vibrar, al menos, no podremos recriminarnos el no habernos intentado.




jueves, 3 de noviembre de 2016

Las 5 fases de un beso


Cuántas veces ese momento ha significado el inicio de todo o, en cambio, el fin de tantas cosas. Cuántos recuerdos conservas aún con estos instantes en tu memoria. Cuántas veces ha aparecido en tus sueños, tomando protagonismo en tu inconsciencia, y cuántos suspiros te ha provocado. Ese instante, ese momento de interacción consta, ni más ni menos, de cinco fases. Verás:



1      Todo empieza cuando te das cuenta de que quisieras besarle. No importa que dudes: y es que, como mínimo, ya te lo has planteado. Así que, el beso, como casi todo, nace en nuestra cabeza. El impulso de nuestros instintos motivados por nuestras hormonas, y sumados a la imaginación potencial de cada uno, intensifican o apaciguan el deseo.


2     Si éste persiste, la siguiente fase se concentra entre los terribles intervalos “nubosos” de “lloverá o no lloverá”, es decir, “le beso o no le beso”. Ahí es cuando pierdes por completo el hilo de la conversación y la continúas casi por inercia, focalizando casi toda tu atención en sus labios. 

No sabes, aún, hasta qué punto estarías dispuesto a arriesgar “todo aquello que te impide besarle” por un solo roce. Es el momento en el que, de vez en cuando, tu mirada juega partida en dos direcciones: la primera, su boca. La segunda, sus ojos. Necesitas ir coincidiendo con los suyos para percatarte si también tus labios roban parte de su campo visual. Y es que, como alguien bien dijo: "El primer beso no se da con la boca, sino con los ojos". Necesitas saber si, aunque sólo sea por un segundo, ella también te los ha mirado y ha pensado en besarte. 


3    Y, cuando así es, te atreves.

Cierras los ojos y te abandonas a ese ansiado contacto que, hasta entonces, se había convertido en obsesión. Lo haces, sobre todo, por supervivencia. Porque aún sin saber si ganas o pierdes, si el beso es adecuado o no, necesitas pasar por ello para que tu cabeza pueda pensar en algo más que no sea en ese momento.

4    Entonces, pueden suceder dos cosas y, si somos optimistas y has sido un poco inteligente al percibir sus señales, el momento será correspondido. Y aquí será cuando, cada uno, personalice su modo de volverlo especial, con sus particularidades, costumbres, manías y trucos. En este momento, cualquier movimiento marca la diferencia. 

Ahí es cuando descubre si desearías que se quedara en tu boca para siempre trabajando o si lo despides antes siquiera de terminar su período de prueba. Ahí es cuando te das cuenta de si mintió en su CV o, si por el contrario, le juzgaste y por poco pierdes a un empleado cualificado potencial.

Esa es la prueba de nivel en los exámenes de inglés, la primera práctica de conducción o los psicotécnicos del cuerpo de policía. Un momento en el que te presentas en potencia, donde se empiezan a descubrir, ya a la práctica, por dónde emergen los puntos fuertes y en qué rincón intentan esconderse los débiles. 

Es decir: es cuando descubres si la química entre vosotros, existe o no. 

Si existe, este momento será de los principales en la historia que acontecerá. Sin embargo, no hay que olvidar que este momento simboliza, solamente, una puerta sin cerrojo, una puerta que te permite entrar en una habitación en la que, aún, no sabes qué te esperará.

5    No obstante, el futuro de esa habitación empezará a decidirse oficialmente a partir de la última fase del beso. Es en ese instante cuando las dos energías físicas que han provocado tal bomba hormonal, deciden separarse y mirarse a los ojos, los cuales expresarán estados emocionales que pueden encontrarse en la misma frecuencia, o no. Es entonces cuando se descubre la complicidad, o el arrepentimiento.

Y, entonces, y partiendo de la complicidad de un momento tan especial, se empieza un diálogo físico y emocional mediante comunicación no verbal en el que se empiezan a decidir los tamaños y la importancia del espacio descubierto.


Una puerta abierta por un beso. 

Una habitación donde, las paredes, se pintan de posibilidades.