Cuántas veces ese momento ha significado el inicio de todo o, en cambio, el fin de tantas cosas. Cuántos recuerdos conservas aún con estos instantes en tu memoria. Cuántas veces ha aparecido en tus sueños, tomando protagonismo en tu inconsciencia, y cuántos suspiros te ha provocado. Ese instante, ese momento de interacción consta, ni más ni menos, de cinco fases. Verás:
No sabes, aún, hasta qué punto estarías dispuesto a arriesgar “todo aquello que te impide besarle” por un solo roce. Es el momento en el que, de vez en cuando, tu mirada juega partida en dos direcciones: la primera, su boca. La segunda, sus ojos. Necesitas ir coincidiendo con los suyos para percatarte si también tus labios roban parte de su campo visual. Y es que, como alguien bien dijo: "El primer beso no se da con la boca, sino con los ojos". Necesitas saber si, aunque sólo sea por un segundo, ella también te los ha mirado y ha pensado en besarte.
Cierras los ojos y te abandonas a ese ansiado contacto que, hasta entonces, se había convertido en obsesión. Lo haces, sobre todo, por supervivencia. Porque aún sin saber si ganas o pierdes, si el beso es adecuado o no, necesitas pasar por ello para que tu cabeza pueda pensar en algo más que no sea en ese momento.
Ahí es cuando descubre si desearías que se quedara en tu boca para siempre trabajando o si lo despides antes siquiera de terminar su período de prueba. Ahí es cuando te das cuenta de si mintió en su CV o, si por el contrario, le juzgaste y por poco pierdes a un empleado cualificado potencial.
Esa es la prueba de nivel en los exámenes de inglés, la primera práctica de conducción o los psicotécnicos del cuerpo de policía. Un momento en el que te presentas en potencia, donde se empiezan a descubrir, ya a la práctica, por dónde emergen los puntos fuertes y en qué rincón intentan esconderse los débiles.
Es decir: es cuando descubres si la química entre vosotros, existe o no.
Si existe, este momento será de los principales en la historia que acontecerá. Sin embargo, no hay que olvidar que este momento simboliza, solamente, una puerta sin cerrojo, una puerta que te permite entrar en una habitación en la que, aún, no sabes qué te esperará.
Y, entonces, y partiendo de la complicidad de un momento tan especial, se empieza un diálogo físico y emocional mediante comunicación no verbal en el que se empiezan a decidir los tamaños y la importancia del espacio descubierto.
Una puerta abierta por un beso.
Una habitación donde, las paredes, se pintan de posibilidades.
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